Proceso de Producción
El origen de un injerto es la unión de una estaca y una yema: la procedencia de la primera corresponde de los campos de pies madres certificados. Actualmente existen una amplia gama de patrones, obtenidos de las distintas combinaciones, la diferencia entre ellos es: la resistencia a la sequía, nemátodos, caliza, salinidad, maduración y producción. De los cuales salen unos sarmientos de grandes dimensiones, en proporción a los de las viñas.
Estos se trocean, teniendo en cuenta: la medida, el diámetro y la ubicación de las yemas (siempre dejando la primera yema inferior lo más cerca posible para la formación de las raíces uniformes). Posteriormente se procede a la eliminación de las yemas restantes, para que las raíces solo salgan en la parte inferior. Se hidratan durante unos días, para recuperar la posible sabía perdida en el proceso de su elaboración, introduciéndolas en cámaras frigoríficas a bajas temperaturas (con la finalidad de parar el proceso vegetativo), hasta su injertado.
El origen de las yemas, es de viñas certificadas propias: Tempranillo, Syrha, Merlot, Cabernet Sauvignon, Chardonay, Sauvingnon Blanc, Monastrell, Graciano, Macabeo, Verdejo, Petit Vertot, Moscatel de Grano Menudo, Moscatel de Alejandria, Viognier, Pinor Noir,…Se comienzan a podar a finales de enero, recogiendo los sarmientos limpiándolos y posteriormente troceadas las yemas individualmente, manteniéndolas en las cámaras frigoríficas.
El proceso del injertado, se realiza entre finales de enero y el mes de abril. En unas mesas especiales, mediante unas maquinas que realizan los cortes y ensamblajes de la estaca y la yema. El sistema utilizado en el injertado es el omega (Ω), el nombre viene de la forma peculiar que tiene la máquina de realizar el corte.
Seguidamente se realiza el primer parafinado, introduciendo los injertos en cajas provistas de un sustrato que mantenga la humedad durante los días que dura el proceso de soldadura. Las cajas se introducen en unos cuartos de calor, controlando la humedad ambiental, temperatura y la ausencia de cualquier tipo de hongos en el proceso. Con estas condiciones, se fuerza la circulación de la savia, con la finalidad de cicatrizar la herida producida en el injertado.
Unos días antes de la plantación, se sacan las cajas de la cámara para que se aclimaten a la temperatura exterior. Se eliminan todos los brotes y raíces, se procede al segundo parafinado y la plantación en el campo, anteriormente se han preparado estos con un plástico negro perforado para asegurar la densidad de plantación y riego por goteo. Con este sistema se consigue un ahorro considerable de agua y una mayor actividad en el suelo.
Durante unos meses se procederá, a la formación del injerto. Una vez finalizado el periodo vegetativo, con la llegada del frío. Se arranca y se procede a la selección individualmente, comprobando la soldadura del injerto minuciosamente, empaquetando, la eliminación de parte de las raíces y una tercera parafinada. Manteniéndolas en cámaras frigoríficas a unas temperaturas bajas y una humedad próxima a la saturación, esperando llegar a su destino y formar parte de tu futuro "LA VIÑA".